domingo, 31 de octubre de 2010

QUIROMANCIA

Quiromancia

El objetivo original de la lectura de la mano es la adivinación. En esencia su finalidad última, si partimos de sus orígenes, es que en ellas esta marcado y se puede ver o interpretar lo que nos deparará el futuro. Aproximadamente hace cinco mil años vio la luz la lectura de las manos, en ese largo trayecto muchas cosas han cambiado, y hoy sabemos a ciencia cierta que allí podemos observar nuestra manera de ser, nuestra personalidad, nuestro carácter y nuestras cualidades y carencias. Esta es la razón por la cual nuestras manos son el almacén de todo lo que hemos vivido, ellas son el reflejo fiel de nuestro cuerpo y de nuestra mente. Esta premisa nos permite afirmar que en nuestras manos permanece encriptado nuestro universo psíquico, o sea, conciente e inconsciente. El mundo conciente, es el aquí y el ahora, abordamos la vida tal y como es nuestro carácter, nuestra forma de ser esta condicionada por todos y cada uno de los elementos que han ido conformando nuestro pasado y desde esta particular y peculiar forma en que hemos ido construyendo nuestra vida actuamos y tomamos decisiones. La interpretación caracterológica representa el cincuenta por ciento de la lectura; en nuestras manos esta escrito nuestro pasado, nuestro presente y las posibilidades que tenemos de cara al futuro, tenemos un número determinado de opciones de cara al futuro, pero ni una más; es más, ahora mismo usted tiene una opción en sus manos, cerrar el libro y no continuar su lectura o seguir adelante, es su opción, ante esta disyuntiva se abren dos o tres opciones más, pero no tiene una cantidad infinita de opciones para esta disyuntiva. Actuamos y tomamos decisiones en el hoy, gracias a nuestro pasado; somos el producto de lo que hemos vivido y de cómo hemos actuado en cada circunstancia que se nos ha presentado a lo largo de la vida, esta actitud es la que nos da la pauta para actuar en futuras acciones de cara a realizar o no, nuestro futuro inmediato.
La esencia en la lectura de la mano, esta en la interpretación conjunta de el mundo físico y de nuestro universo psíquico; ya que el aquí y el ahora es nuestra realidad inmediata, pero la interpretación del inconsciente nos permite adentrarnos en otras dimensiones, ya que nuestro inconsciente es mágico, allí no existe el tiempo, es el territorio del alma y en el alma habitan todos nuestros antepasados y permanece la huella de nuestras vidas pasadas. Muchas son las leyes que rigen los avatares del destino. Imponderables que abarcan voluntades, se apropian de los sueños y entretejen complicados nudos que el alma necesita desatar. En nuestras manos esta marcada la severidad y la gracia con la que los dioses nos han sellado y nos han colmado de parabienes, es allí en donde se fragua y toma forma la energía que no hemos resuelto en vidas pasadas y se edifica la realidad de nuestro árbol genealógico.
Si la lectura de la mano se basa en la adivinación, esta no tiene ningún sentido objetivo, ya que sólo sirve para complacer a nuestro ego y se convierte en una lectura estéril, carente de sustancia y sin un beneficio objetivo. Terminada la lectura, el consultante se va con la misma información con la que entró minutos atrás, lo más, recordó ciertas cosas y le permitió darse cuenta de lo ya vivido desde otra perspectiva, pero sin elementos o herramientas para resolver sus verdaderos conflictos, miedos, fobias, fantasías, carencias y poder abordar el futuro desde una nueva perspectiva que le permita enfrentarse cara a cara con la posibilidad de cambiar su futuro en benéfico propio. La auténtica lectura no intenta adivinar, sino resolver los problemas del alma, ellos son los que anudan la conciencia y nos impiden vivir la vida que en realidad nos corresponde; no la que nos marca e impone nuestro árbol genealógico, o los nudos energéticos que arrastramos de vidas pasadas. La lectura de la mano debe tener un sentido terapéutico, lo contrario, o lo simplemente adivinatorio, nos impide el crecimiento personal y espiritual, que es en definitiva lo que venimos a desarrollar y a trabajar en este plano. Una vez hemos comprobado, en la lectura el origen del problema que nos esta impidiendo desarrollar nuestra personalidad; producto de nuestros antepasados, o bien, de vidas pasadas, procederemos a buscar el método adecuado para sanar el alma. Si el problema que nos impide vivir nuestra verdadera vida concierne a otras vidas, trabajaremos con terapias de vidas pasadas. Es en el monte de Venus donde podemos confirmar si los nudos del alma pertenecen a esta existencia o a otra; el cuerpo físico es sólo un instrumento que vamos cambiando a lo largo de nuestras existencias para poder crecer espiritualmente y llegar finalmente a poder conectar con la cuarta dimensión. Si el nudo es producto de nuestros antepasados y están insertados en nuestro árbol genealógico, procederemos a dar un acto quiromágico. Tanto los nudos de vidas pasadas, como los daños que presenta nuestro árbol genealógico, son los que nos impiden nuestra evolución y todo ello esta marcado en nuestras manos.

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